Es importante tener en cuenta que el Juego es una forma de expresión que utiliza el niño. Además de que brinda oportunidades de crecimiento físico, emocional, cognoscitivo y social, y suele ser disfrutado parte del infante. También, ellos aprenden acerca del mundo y las relaciones humanas, y sirve como oportunidad de ensayar la realidad, vivenciar roles y emociones.
Es por esto que el terapeuta tiene que conocer los 8 principios básicos que le servirán de guía y de utilidad para llevar un buen proceso en terapia No Directiva con el niño (a).
1. El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño. La cual debe establecerse con armonía.
Es importante que el saludo con el infante no sea fingido y siempre colocándose a la altura de él/ella para que sea positivo.
2. El terapeuta acepta al niño como es. No debe realizar críticas constructivas o destructivas que afecten el dialogo o juego del niño. Tampoco darle órdenes o mandatos cuando se trabaja una terapia no directiva (Explicación más adelante).
3. Crea un sentimiento de actitud permisiva con el niño. De manera que él se sienta libre de expresar sentimientos sin ser criticado.
4. Alerta a reconocer los sentimientos que el niño expresa y los refleja de nuevo hacia él para lograr profundizar en su comportamiento.
Esto significa que el terapeuta no realiza preguntas para obtener respuestas verbales por parte del niño, sino, parafrasea las palabras que el niño dice al momento de desarrollar el juego. Ejemplo:
Juan: (Se encuentra jugando con un carro de lujo) ¡Me gustaría romper este carro!
Terapeuta: Él desea romper el carro.
De esta manera no se interrumpe el juego y no se establece un diálogo con él/ella.
5. Observa con respeto la habilidad del niño para solucionar sus problemas. Es responsabilidad del niño decidir y realizar cambios.
El niño obtiene una independencia en el juego, los diálogos y la creación de su juego. De esta manera se obtiene un respeto reciproco.
6. No dirige las acciones o conversaciones del niño (a). El niño (a) guía el cambio y es el terapeuta quien lo sigue.
7. No apresura el curso de la terapia. El proceso de la misma es gradual y al ritmo del niño.
8. Establece limitaciones que son necesarias para conservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle saber al niño su responsabilidad en la relación.
Por: Marco A. Pérez.
Fuente: Terapia de Juego. Virgina M. Axline.
Notas tomadas en clase.
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